sábado, 31 de enero de 2015

EL DUELO EN EL DIVORCIO

Sandra Vargas Rogel
Psicoterapeuta
26/01/2015

Sabías que... De acuerdo con el INEGI (2014), entre el 2000 y 2011, los divorcios aumentaron un 74.3% en México.
El divorcio se define como la disolución de la unión estrecha y legal de la pareja. Es un acontecimiento en donde están involucrados diversos sentimientos, especialmente dolor, el cual impacta no sólo a la pareja, sino sobre toda la familia, por ende, cada miembro de la familia ha de pasar por un proceso de asimilación y ajuste. Es por eso que, con la cifra antes mencionada acerca del divorcio, es posible expresar que cada día existen más personas y familias viviendo una situación en la cual, en la mayoría de las ocasiones,  se vuelve complicada y emocionalmente desgastante.


Es posible mencionar que el divorcio es la muerte de una relación, y como tal, es necesario vivir el proceso de duelo que ésta pérdida conlleva. Cuando las personas no se dan la oportunidad de vivir cada etapa de su duelo, pueden pasar largos periodos atrapadas en sentimientos dolorosos y limitantes.
Para comprender mejor este proceso, hemos de definir al duelo como el conjunto de sentimientos, pensamientos, estados de ánimo, comportamientos y reacciones fisiológicas que experimentamos cuando perdemos algo importante. La elaboración del duelo requiere tiempo  que, al igual que el dolor de la pérdida, se presentará en proporción mayor o menor dependiendo de cada persona y su vínculo con la pareja.


Frente a la vivencia de la pérdida, el proceso de duelo se establece con el fin de poder seguir adelante, para superar la ausencia, que conlleva a la superación de una pérdida; siendo así el camino que se tiene que recorrer para recuperar la estabilidad biopsicosocial y espiritual (AMTAC, 2009).


La doctora Elizabeth Kübler-Ross, quien además de ser pionera ha generado mayores aportaciones acerca del proceso de duelo, afirma que ante una pérdida, se atraviesa por diferentes etapas:


1. Negación: Es un intento de autoprotección contra el dolor, es una forma de huída. En esta etapa, no se acepta la pérdida o el propio sufrimiento, traduciéndose en sentimientos de tristeza, depresión y dolor.


2. Rabia: Predominan la presencia de emociones como el enojo, la ira, el odio y la envidia.


3. Negociación y culpa: Para este momento, surgen expectativas para poder evitar nuestra pérdida o corregir su rumbo. Es una manera de concretar que: “yo lo hubiera podido evitar”, y además, nos culpamos también por todo aquello que no pudimos hacer. Con la culpa, se desencadenan muchos sentimientos negativos que parecen imposibles de evitar; una tristeza insoportable, una vulnerabilidad continua. Jorge Bucay (2009), presenta esta etapa como aquella en la que llega el arrepentimiento posterior a las emociones en la etapa anterior, como la respuesta a la furia que esconde la tristeza.


4. Dolor - depresión: En esta etapa, se vive una profunda tristeza, es un dolor que no encuentra consuelo, que parece no tener esperanza, ni respuesta, ni puertas de salida, que desgarra el cuerpo y el alma, pero que al salir de ella, estarás renovado.


5. Aceptación: Una vez que se ha sentido, expresado y hecho todo lo que sea necesario sentir, expresar y hacer, se entrará en esta etapa.


Existen signos muy claros que permiten saber que se está llegando al final de ese camino, a continuación te comparto algunos de ellos:


  • De nuevo hay ganas de divertirse, conocer nuevas personas, salir y hacer todo tipo de actividades.
  • Ya no se siente la necesidad de llorar.
  • No hay tristeza, culpa, coraje o nostalgia cuando se recuerda el hecho.
  • Se asume la parte de responsabilidad correspondiente.
  • Se vive una paz interior.
  • Se asume que la vida sigue y hay que fluir con ella.
  • Se percibe todo el dolor anterior como parte del camino de la vida, el cual nos proporciona grandes aprendizajes que, aceptados con amor, nos fortalecen como seres humanos.
Lo anterior nos permite detenernos a tomar conciencia y reconocer en qué momento nos encontramos hoy ante el proceso que el divorcio conlleva, para así asumir las acciones necesarias para afrontar de la manera más llevadera todo el proceso de asimilación que ello conlleva Te invito a buscar ayuda profesional para alcanzar de manera efectiva el logro de la aceptación.  


INEGI (2014) /Estadística/Población, Hogares y Vivienda.
Asociación Mexicana de Tanatología, A.C. (AMTAC). www.tanatologia-amtac.com , 2009.
Bucay, Jorge. El camino de las lagrimas. México: Océano, 2009.

Sandra Vargas Rogel
Psicoterapeuta
www.centroliber.com 


martes, 15 de julio de 2014

RESISTIR Y RESURGIR: Atributos y conductas resilientes

Diana Nayeli Sánchez Mejía
Psicoterapeuta
14/07/2014 


Quien tiene coraje y confianza no zozobrará jamás en la angustia
Ana Frank

A menudo resulta asombroso y admirable darnos cuenta del cómo las personas vencen, transforman en una ventaja, encuentran un estímulo para su desarrollo personal y social o salen fortalecidas frente condiciones severamente adversas que parecen casi imposibles de superar en algún momento de su vida.

Para caracterizar a aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en condiciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanas y socialmente exitosas, las ciencias sociales han adoptado el término de resiliencia ¿Qué es?

La resiliencia es la “capacidad humana para enfrentar, sobreponerse y ser fortalecido o transformado por experiencias de adversidad” (Edith Grotberg, 1997, citada por Melillo & Suárez, 2003). De este modo la resiliencia refuerza los factores protectores y reduce la vulnerabilidad frente a las situaciones riesgosas.

Factores de riesgo
Se denomina así a cualquier rasgo, característica o exposición de una persona que aumente su probabilidad de sufrir una enfermedad o lesión por ciertas desventajas en las áreas personal, familiar, social o situacional. En su mayoría, estos factores de relacionan con situaciones de pérdida, cambio o vulnerabilidad, que generan inestabilidad en el entorno de la persona, así como en su estado psicológico y emocional. (Organización Mundial de la Salud, 2014)

Factores de protección
Son aquellos que brindan resguardo y neutralizan el riesgo debido a las condiciones y entornos capaces de favorecer el desarrollo y, en muchos casos, de contrarrestar los efectos de circunstancias desfavorables o de conductas de riesgo.


Factores de resiliencia
Son aquellos que permiten enfrentar el riesgo gracias a una asociación positiva de ciertos atributos de la persona, tales como: la estima y confianza personal, el adecuado manejo de las emociones y de los impulsos, la autonomía, el sentido del humor, la empatía, la capacidad de comprensión y análisis de las situaciones, cierta competencia cognitiva, y la capacidad de atención y concentración.

También se han encontrado condiciones del medio ambiente social y familiar que favorecen la posibilidad para desarrollar estos factores, como son: la seguridad de un afecto recibido por encima de todas las circunstancias y no condicionado a las conductas ni a ningún otro aspecto de la persona, las relaciones de aceptación incondicional, y la extensión de redes informales de apoyo.
 
En la infancia, dichos factores se ven reforzados por la influencia positiva del medio familiar y el apoyo de otras personas adultas significativas. Según Loesel (1992) “los niños [y las niñas] resilientes suelen vivir en un clima educacional abierto y con límites claros; cuentan con modelos sociales que motivan el enfrentamiento constructivo, comparten responsabilidades sociales y se ven estimulados[as]  por la existencia de expectativas de logros realistas por parte de las personas adultas” (citado por Munist, y otros, 1998).


Dado el proceso continuo de desarrollo de la persona y la interacción dinámica de factores, la resiliencia nunca es un atributo permanente ni estable, tienen variaciones de acuerdo con las circunstancias del entorno y el momento.

Yo te invito a vivir de una forma resiliente siguiendo este modelo que propone Edith Grotberg (1995) para caracterizar a una persona resiliente. Comienza por identificar las condiciones que posees dentro de una situación específica completando las siguientes propuestas: “Yo tengo…”, “Yo soy…”, “Yo estoy…”, “Yo puedo…”. De esta forma aparecerán distintos factores de protección y resiliencia que te podrán permitir cambiar, si no la situación, la percepción sobre la misma, y en consecuencia la posibilidad de evaluarla  desde una perspectiva más realista y constructiva. (citada por Munist, y otros, 1998).

REFERENCIAS

Melillo, A., & Suárez, E. (2003). Resiliencia: Descubriendo las propias fortalezas. Buenos Aires: Paidos.
Munist, M., Santos, H., Kotliarenco, M., Suárez Ojeda, E., Infante, F., & Grotberg, E. (Septiembre de 1998). Manual de identificación y promoción de la resiliencia en niños y adolescentes. (O. P. Salud, Ed.) Obtenido de http://publicaciones.ops.org.ar/publicaciones/piezas%20comunicacionales/cdresiliencia/Resilman.pdf

Organización Mundial de la Salud. (Junio de 2014). Factores de riesgo. Obtenido de OMS 2014: http://www.who.int/topics/risk_factors/es/

Diana Nayeli Sánchez Mejía
Psicoterapeuta
www.centroliber.com